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Olimpo Mexicano

  • Foto del escritor: Yo Amo el Golf
    Yo Amo el Golf
  • 20 mar 2019
  • 5 Min. de lectura

Por: .golfchannel / Fernando Garza


La historia nos ha permitido en algunas ocasiones tocar el olimpo en diferentes escenarios deportivos. Contadas han sido las oportunidades, pero debemos agradecer de que lo hayamos presenciado.


Hay atletas de otros países que llegan ahí más seguido, lo cual contribuye a la terrible tentación de hacer ordinario algo que siempre merece la pena reconocer y emocionarse: estar en lo más alto.


Por nombrar solo a algunos que han sido invitados al Olimpo: Lorena en St. Andrews; Julio Cesar Chávez en Las Vegas; Paola Longoria en casi cualquier cancha; Fernando Valenzuela en algún suburbio de Los Ángele; y un equipo de 11 vs Alemania en la Copa del Mundo.


Esos momentos son exquisitos, sí, pero pueden traer consigo también pensamientos peligrosos. Esos casos “extraños” son los detonantes de los “resultadistas”, es decir, gente que no le interesa saber lo que hay detrás de un campeonato, de la disputa de algún torneo, de lo que sucedió antes de jugar una liga. Lo único en lo que basan sus comentarios y opiniones son en números, trofeos, goles, birdies, asistencias, anotaciones, bases por bola. Si bien estas estadísticas son relevantes y pueden formar parte de un punto de vista, el no interesarse en el proceso, en el largo plazo, en la construcción de una carrera me parece, cuando menos, lamentable. Hay medios de comunicación, hay atletas mismos, hay fanáticos. Hay autoridades, hay dirigentes, hay políticos. Hay de todo tipo en esta epidemia del “resultadismo”.


Este fenómeno se alimentó y creció básicamente por dos razones: el cortoplacismo en el fútbol (sobre todo el nuestro) y la visión de muchas autoridades y dirigentes, quienes observan en el resultado de hoy, no solo lo más importante, sino que lo único.


Así, un club que no tiene una estructura, ni plan de trabajo ni visión a largo plazo, pretende seguir en la categoría que compite por obra de la fe y de la fuerza que pueda ejercer la personalidad de un director técnico. Esto no funciona la mayoría de las veces, siendo un común denominador el despido acelerado de estas “cabezas” que solo agravan la situación en el entorno. Todos los atletas, clubes, equipos, partidos, países que han triunfado lo han hecho, primero, por tener algo: una idea, un proyecto, un plan.


Ejemplo de fútbol, deporte que amo también, pero del cual no pretendo escribir mucho en este espacio: Pep Guardiola en el Barcelona. Cuestionado severamente al inicio de su gestión, Pep inició con resultados mixtos (incluyendo sendas derrotas) que le comenzaron a generar ruido interno en el vestidor y que los medios utilizaron para vender más periódicos. Cuando explicó lo que pretendía, y cuando la gente se dio cuenta que los dirigentes querían lo mismo, el público y los medios entendieron y esperaron. El resto es historia y bien sabido por los libros de récords (y de magia) con ese Barcelona inigualable.


Tomé un caso de España, de fútbol, porque me parece un gran ejemplo. Pero con Severiano pasó lo mismo (dudar de él), aunque un triunfo muy temprano en su carrera, en el Open, lo ayudó a terminar con los pocos detractores que tenía. El de Pedreña, dueño de un toque imposible y un carisma relevador, le dobló la muñeca a los escépticos.


Hay varios que me han hecho comentarios después de lo que sucedió este fin de semana en Ponte Vedra Beach que me dejan perplejo, atónito. Debo entender que muchos de ellos llegan de personas que no entienden el deporte que tanto nos apasiona. Quieren opinar de Abraham como lo hacen de las Chivas. No quiero simular una gran complejidad para poder dar un punto de vista del golf, ni mucho menos, pero hay elementos, realidades y orígenes mismas del juego que hacen necesaria una lectura básica para poder emitir un juicio ante el resultado de tal o cual jugador.


No hay en el mundo un deporte más “injusto” con la élite que el golf. Sí, se juega por muchísimo dinero todas las semanas, pero hay que salir a competir, embocar, luchar y ganar para poder crearse un patrimonio. Acá no hay contratos con dinero garantizado. Claro, hay ciertas figuras, atletas talentosos que consiguen dichos contratos con algunas marcas y que les da cierta tranquilidad. Pero en la NFL TODOS los jugadores que están en un equipo, tienen un sueldo. Mayor o menor, tienen una base de dónde partir. Y ojo, esos atletas son MONSTRUOS, habilidosos, disciplinados la mayoría y generadores de espectáculo, pero vayamos dimensionado lo que cuesta llegar y estar acá en la élite del golf para poder generar comentarios mas atinados.


Lo que hizo Abraham en The Players sólo reafirmó lo que ya veníamos diciendo acá. En México y en Latinoamérica hay talento, hay garra, hay disciplina, hay sueños. Nuestro país en particular ha ganado mucho desde hace algunos años con el crecimiento del deporte y sobre todo, con el crecimiento de los casos de éxito que no hacen más que inspirar a los jóvenes que vienen detrás. Abraham, Carlos, José de Jesús, Oscar, Rodolfo, Bobby, Gaby. Ninguno es casualidad.


Si se pretende juzgar por la cantidad de trofeos, están ante un riesgo brutal de opinar de la peor manera posible. En el golf nadie tiene un récord ganador (como sí lo hay en el fútbol, baloncesto o fútbol americano). Todos los jugadores pierden más de lo que ganan, es la naturaleza de un deporte de competencia extrema donde el margen de error es diminuto. Acá gana quien sea más paciente, quien trabaje su mente, quien luche en silencio.


El Top 15 de Abraham fue histórico por muchos motivos. Es el jugador latinoamericano mejor posicionado entrando a una ronda final en la historia del Players. Emiliano cerró una gran ronda el domingo y Jhonny Vegas se llevó una ovación impresionante en el 18. El venezolano embocó el putt más largo en la historia del hoyo 17 (70 pies) y cerró con un gran Top 5.


¿Habrá quien lo juzgue por no haber ganado el torneo? ¡Grandes los latinoamericanos!

Por ahora, el objetivo es Augusta National. Abraham tiene un par de chances más para poder jugar su primer Masters y sumarse, por ahora, a Alvaro Ortiz.


Un atleta mexicano este pasado fin de semana tuvo una probada breve del olimpo del golf. Ser líder por un momento en la ronda final de un torneo del calibre del Players le (y nos) permitió soñar en que el gran objetivo esta cada vez más cerca. A seguir trabajando, en silencio, pues se haga lo que se haga dentro del campo, seguirán existiendo los que prefieren criticar el haber quedado fuera del Top 10, olvidando lo realmente importante: el hacerse un nombre dentro de la élite, pelear por un título y comportarse como un caballero, siempre.


Llamémosle el Olimpo Mexicano, uno al que es difícil llegar, pero sobre todo donde es complicado ser reconocido por los mexicanos mismos. Porque la verdad es que esto se empieza con una lucha y sacrificio que busca hacer realidad los sueños… tal cual como lo ha hecho Abraham.

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